domingo, 8 de octubre de 2017

LA PEQUEÑA DORRIT


Charles Dickens
(La pequeña Dorrit)

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La pequeña Dorrit narra la vida de Amy (Claire Foy), la hija menor de William Dorrit, confinado a una cárcel de deudores de Londres desde hace más de veinticinco años.
Toda la existencia de Amy ha transcurrido dentro de las cercas de la prisión de Marshelsea, donde son depositados todos aquellos hombres incapaces de cumplir con sus obligaciones pecuniarias. A sus 21 años, la noble chica cuida de su padre mientras sus indolentes e irresponsables hermanos mayores se ocupan de sus propios asuntos. Al mismo tiempo, Amy trabaja como costurera y dama de compañía de la implacable señora Clennam.

El triste destino de los Dorrit está a punto de cambiar gracias a la aparición de Arthur Clennam (Matthew MacFadyen), el hijo de la patrona de Amy. Arthur es un joven refinado y de gran corazón que llega a Londres después de 15 años de autoexilio, a fin de hacer cumplir la última voluntad de su padre… aunque ésta no está del todo clara. Una frase: “Arréglalo, Arthur…”, pronunciada en el lecho de muerte del señor Clennan y un críptico mensaje para su madre: “No olvides”, es todo lo que tiene.
Arthur sospecha que aquel mensaje está relacionado con la pequeña Dorrit, la joven acompañante de la señora Clennam, a quien, a diferencia del resto de las personas, la anciana dispensa un trato amable y considerado. Amy y su padre convicto pueden ser la clave de todo.
Devoré la miniserie con mucha emoción, ya que siento mucha afinidad con el Londres decimonónico, sus estrechas y ruidosas calles comerciales como Bleeding Heart Yard y la magnífica Venecia, donde se desarrolla buena parte de la trama.
Además de ello, me reí y lloré a cántaros con los pintorescos personajes que conforman la historia. Confieso que a veces me sentí confundida con algunos de ellos; es difícil determinar sus intenciones en un principio, pero luego todo va cobrando sentido. Todos y cada uno de ellos serán inolvidables para mí.

 
En resumen, la pequeña Dorrit es una historia atractiva y fluida que retrata la miseria de las prisiones para deudores, la tan nombrada doble moral victoriana y la indolencia de la sociedad para con las clases inferiores; un material obligatorio para comprender la sociedad británica del siglo antepasado, pero también vale la pena añadir que es una historia de amor preciosa.

¿La RSC es voluntaria?
La RSC es voluntaria, pero… como su propio nombre indica, RSC implica tomar responsabilidad de que, cada una de las decisiones que se toman tanto en la producción, cómo sobre los productos o servicios que se comercializan, tienen un impacto en la sociedad y en el entorno.
Por tanto, si bien es cierto que no existe ninguna normativa que exija a las corporaciones integrar la RSC, la sociedad, cada vez más concienciada con que cada acción de su día a día tiene un impacto en sí misma y en el entorno, exige lo mismo de las empresas de las cuales adquieren bienes o servicios. Por tanto, resulta innegable decir que la RSC aporta valor a la sociedad, pero también se lo aporta a la empresa que la incorpora.

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1 comentario:

  1. La doble moral es algo que hoy en día sigue existiendo en el mundo, a pesar de la cultura o costumbre que uno tenga a veces sólo haremos lo que nos parezca en determinada situación ya sea bueno o malo, visto por la sociedad de distinta manera. Como es lo que hacen algunas empresas, impactan de manera negativa al medio ambiente y a la vez hacen algo para reivindicarse.

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